Fondo arriba (poemas)
1a. ed. - Buenos Aires
Ediciones Equis, 1958.
Que la lectura de estos poemas suscite la sonrisa y, al mismo tiempo, abisme en la angustia, revela que Jorge Sergio ha sabido celebrar el casamiento del humor con la poesía. Humorismo vertiginoso, profundamente inocente, que a veces nos recuerda a Kafka por su manía de acechar los objetos con ojos de niño que sabe del mundo más que el propio mundo: “soy un traje tan ancho de vacío / que las calles temblando se esconden en las casas”. Pero lo que sorprende en Sergio son sus vivencias respecto de su yo, tan cercanas de las intermitencias espirituales de los místicos por esa doble angustia ante la limitación del yo “siempre encerrado, afuera el pobre cuerpo”, y ante su enajenación: “Sentado ante una piedra / yo corro tras de mi para alcanzarme”. Y no es vana la referencia a los místicos puesto que se corrobora con ese juego de contrarios que informa el título del libro y mucho más con expresiones que encontramos a lo largo de sus páginas: “Lo inmóvil de los pasos”, “Grito en la oreja muda de mis noches”, etc. Pero sea cual fuere la aventura espiritual que expresen estos poemas, en todos ellos campea el sentimiento de la poesía hondamente vivida y encarnada en una forma insustituible. He aquí uno de los más bellos momentos poéticos de Sergio: “Yo no sé, pero hay siempre esa gotera / y no puedo matarla sin matarme. / Yo no sé, no sé nada, siempre no supe nunca. / Pero hay esta gotera de adentro para adentro, / y quizás ella sabe”. “Fondo arriba” anuncia un poeta que sabe luchar cuerpo a cuerpo con el lenguaje, con la existencia, con la muerte.
1a. ed. - Buenos Aires
Ediciones Equis, 1958.
Que la lectura de estos poemas suscite la sonrisa y, al mismo tiempo, abisme en la angustia, revela que Jorge Sergio ha sabido celebrar el casamiento del humor con la poesía. Humorismo vertiginoso, profundamente inocente, que a veces nos recuerda a Kafka por su manía de acechar los objetos con ojos de niño que sabe del mundo más que el propio mundo: “soy un traje tan ancho de vacío / que las calles temblando se esconden en las casas”. Pero lo que sorprende en Sergio son sus vivencias respecto de su yo, tan cercanas de las intermitencias espirituales de los místicos por esa doble angustia ante la limitación del yo “siempre encerrado, afuera el pobre cuerpo”, y ante su enajenación: “Sentado ante una piedra / yo corro tras de mi para alcanzarme”. Y no es vana la referencia a los místicos puesto que se corrobora con ese juego de contrarios que informa el título del libro y mucho más con expresiones que encontramos a lo largo de sus páginas: “Lo inmóvil de los pasos”, “Grito en la oreja muda de mis noches”, etc. Pero sea cual fuere la aventura espiritual que expresen estos poemas, en todos ellos campea el sentimiento de la poesía hondamente vivida y encarnada en una forma insustituible. He aquí uno de los más bellos momentos poéticos de Sergio: “Yo no sé, pero hay siempre esa gotera / y no puedo matarla sin matarme. / Yo no sé, no sé nada, siempre no supe nunca. / Pero hay esta gotera de adentro para adentro, / y quizás ella sabe”. “Fondo arriba” anuncia un poeta que sabe luchar cuerpo a cuerpo con el lenguaje, con la existencia, con la muerte.
Alejandra Pizarnik
LA GACETA,
Domingo 22 de junio de 1958
LA GACETA,
Domingo 22 de junio de 1958
No hay comentarios:
Publicar un comentario